Patricia

Ejercí mi profesión por un buen tiempo, cuando se podía ejercer, cuando Venezuela era otra. Cuando Venezuela se empieza a complicar, en temas sobre todo de comida y medicinas, mi futuro se puso en entredicho. No hay futuro en realidad, no puedes soñar, no puedes hacer nada porque primero lo básico no lo tienes, entonces ¿cómo vas a soñar?.

Yo viví la Venezuela de los años 80. Mis padres me llevaban todos los años fuera del país a vacacionar, luego empezó a ser dentro del país pero también eran buenas vacaciones. Luego ya no hubo vacaciones, ni alimentos ni medicinas. Recuerdo que en el 2015 nos enviaron una primera caja de alimentos. Nos pusimos todos a llorar diciendo, ¿por qué tenemos que alegrarnos por recibir algo que debería ser cotidiano?, ¿por qué nos emocionamos por recibir alimentos que se supone deben estar garantizados? Nos alegrábamos pero llorábamos.

Ahora estoy trabajando en una organización que aboga por los derechos de la mujer, en Quito. De verdad estoy muy contenta porque hay una parte de cambio social que siempre necesito para estar contenta en un trabajo. Necesito trabajar siempre en algo que me llene.

¿Extraño Venezuela? Es una buena pregunta. La vida como tal no, porque se había convertido en una vida de mucha frustración, de mucha angustia porque si no era la escasez era la inseguridad. Entonces, la vida se me había puesto un poco complicada, pero sí extraño a la familia, a los afectos, a los amigos, tanta gente que todavía está allá.

Me ha ido muy bien acá. Me siento a gusto, me llevo bien con los ecuatorianos, me gusta el país, me gusta la ciudad de Quito. Afortunadamente, en un año y un mes he conseguido amistades que yo digo, esta persona va a ser mi hermana por toda la vida.

Uno de mis sueños es conocer el mundo. Quiero ahorrar para conocer el mundo pero en Venezuela ni siquiera puedes ahorrar para la quincena siguiente.También quisiera apoyar iniciativas culturales y sociales, desde mi experiencia como comunicadora. A lo mejor, con el tiempo podría montar mi propia agencia de community management. Quiero explorar el arte, que me llama mucho la atención; he sido coordinadora de prensa de varias galerías de arte en Venezuela.

Soy budista y mi vida es otra con el budismo. Me aporta una gran fortaleza personal y esperanza porque una de las máximas es que no hay nada que un ser humano no pueda transformar. Imagínate, es maravilloso porque te da todo ese poder interior que antes pensabas que estaba en un dios, pero resulta que ahora está dentro de ti; entonces tú decides si quieres ser feliz. Yo he decidido ser feliz, cuésteme lo que me cueste.

 

Foto: Pamela Corrales